domingo, 27 de abril de 2008

¿GOBIERNO ROSA O AZUL?

Yo siempre creí que este tema del “rosa o azul” se aplicaba solamente a los niños. Es decir, lo típico de decorarle la habitación y vestir a la criatura del color que se asociaba con su sexo. Claro que eso eran otros tiempos y esto hoy día ha quedado completamente desfasado.

Pero ahora, resulta que no, que el asunto éste que parece tan baladí y tan doméstico, ha sobrepasado las barreras del horizonte infantil y se ha convertido nada más y nada menos que en “cuestión de Estado”. Sí, sí he dicho bien, créanme ustedes. En una cuestión importantísima para nosotros.

Y es que, a partir de ahora, vamos a tener que preguntarnos cada cuatro años, o sea en época de Elecciones, cuál será el color del Gobierno que nos toque esa temporada.

Ya ven ustedes, así tendremos un aliciente más para ir a votar a las urnas. Será un poco como estar embarazados, aunque políticamente hablando, eh.

Unos dirán: “Pues yo voto a fulanito porque me apetece tener un Gobierno rosa” Y otros, pues justamente lo contrario. Claro que, eso, es como todo en la vida, primero habrá que cogerle el “punto” a los políticos para saber quien de ellos responderá acertadamente a las expectativas que una se ha creado.

Pero entonces, se me ocurre a mí pensar: ¿qué pasa con las ideas? Vamos a ver si me sé explicar: si una intuye que un dirigente, bien porque así lo haya dicho él o porque se tenga esa sensación, va a formar un Gobierno de tal color que es el que a mí me gustaría tener, pero no es de mi partido ¿qué hago? Puede parecer una tontería esta pregunta, ya lo sé, se supone que nadie en su sano juicio votaría al del partido contrario pero… Hay otra cuestión puesta sobre el tapete, que es en realidad el meollo del asunto.

¡Ay, si es que no tengo remedio! Me acabo de dar cuenta de que empecé el artículo al revés y de que no hice la introducción pertinente, o mejor dicho la exposición adecuada antes de entrar en materia. Así que allá va.

Aunque les supongo enterados de ello, por si acaso voy a aclararlo: Según unas palabras de Berlusconi dichas recientemente, “en España tenemos un Gobierno demasiado rosa” porque hay mayoría de mujeres. Y ése es el quid de la cuestión, que haya más mujeres o, lo que es lo mismo, que haya menos hombres. Vamos que sean “ellas” las protagonistas y las mandamases y no ellos como siempre fue, y claro, esto que parece una nueva moda, puede levantar ampollas en muchas cabezas del sexo “fuerte”.

Bien, aclarado el por qué del rosa o azul, pues sigo con lo que estaba. Y yo me pregunto si no habrá mujeres que caigan en la tentación de decantarse por un candidato determinado, sin tener en cuenta el partido que lidera, sólo porque saben que va a formar un Gobierno con mayoría femenina o, al contrario, en el caso de los hombres. Porque sí, muchas personas simpatizan por un partido y no dudan en votarlo, pero siempre hay muchos indecisos o descontentos que podrían agarrarse a eso del “color”, para cambiar sin sentir que traicionan a sus ideas, y como dicen (otra chorrada más que sabe Dios quién se la habrá inventado) que las señoras somos más volubles que los caballeros, pues a una le da todo esto que pensar en si será también una labor de estrategia de cara al futuro o para tenernos contentas, por aquello de que “si no puedes ganarles, únete a ellas”.

En fin, estamos en el siglo XXI y sería de esperar que todo esto del rosa o el azul en nuestra sociedad debería de estar ya superado, pero mucho me temo que quedan discusiones y reflexiones para rato, y que no se trata de cual de los dos sexos es mejor o está más cualificado para desempeñar cualquier cargo en el mundo de la política sino que lo verdaderamente importante es nombrar a “personas” que estén de verdad preparadas sin pararse a pensar si son hombre o mujer.

Porque a mí, realmente, lo que me importa no es el color de la ropa que vistan los dirigentes de mi país sino las cualidades que tengan para poder gobernar con eficacia.

Así que Signore Berlusconi, hoy mi última frase va por usted:

¡Ay, Señor… A veces… Lo que hay que oír…!

Emma Rosa Rodríguez

domingo, 20 de abril de 2008

S.O.S. UN MUNDO SIN INTERNET



Les hablaba yo en un artículo anterior de cómo sería un mundo sin Internet, bueno, mejor dicho lo intenté porque, como casi siempre, se me fue el santo al cielo y acabé hablando de otra cosa, aunque también estaba relacionada con el mismo tema. O sea, que se me va la “olla”, como dicen mis hijos, pero no el todo,¡eh!, que tampoco estoy yo tan mal, o sí, vaya usted a saber. Porque ya conocen lo primero que dice un loco cuando ve al médico: “Yo no estoy loco, doctor”.

¡Ay, ay, ay! Ustedes perdonen, ya me estoy yendo otra vez por las ramas y luego a mí se me acabará el folio y a los lectores la paciencia y las ganas de seguir leyéndome. ¡Claro, si es que me lo tengo merecido, por ser tan poco seria! ¿Será que tengo falta de concentración?

¡Venga: Al toro por los cuernos!

Imaginemos que de repente no hay Internet en casa. Pero no es una avería ni un fallo ni nada parecido. Va a ser para siempre. Existió, pero de la noche a la mañana ya no existe. Da yuyu, ¿verdad? A mí, es que me recorre un escalofrío por la espalda de sólo pensarlo.

Entonces una se sienta al ordenador y se queda mirando para la pantalla con cara de tonta, y parece que la pantalla te mira en silencio como diciéndote con lástima: “Vamos, puedes escribir tus batallitas personales, yo aún soy muy listo y puedo procesar tus textos y corregirlos y ponerles colorines… Además existen unas hermosas enciclopedias para el ordenador donde puedes encontrar toda la información que deseas… Aún puedes hacer muchas cosas aunque no tengas Internet”.

Sí, claro que se pueden hacer muchas, muchísimas cosas. Leeríamos más libros, dedicaríamos más tiempo a los amigos, saldríamos más a pasear, al cine…, haríamos mucho más de todo, pero… ¿Y lo que no podríamos hacer? ¡Ajá, ahí está la cuestión! Por ejemplo: ¿de qué me serviría a mí estar escribiendo esto si nadie fuera a tener la posibilidad de leerlo? Y como yo, muchísimas personas que lo pasan en grande escribiendo sus pequeñas historias y luego las cuelgan en Internet para disfrute propio y ajeno. Creo que nunca ningún invento hizo tanto por la creatividad como Internet. ¿Se han fijado ustedes la cantidad de “escritores” de cualquier oficio que hay repartida por el mundo? ¿Y el número incontable de páginas web y blogs que existen? Es que da la sensación de que hoy día si no tienes un blog no eres nadie.

Ahora, díganme ustedes ¿qué sería de tantas personas si les quitaran ese placer? ¿Y los adictos a los chats y a los foros? ¿Y las personas que no pueden viajar ni visitar museos o que sólo tienen acceso en sus bibliotecas a un número muy reducido de libros? Pues sería un desastre, sin duda ninguna. Yo creo, sinceramente, que habría una depresión general a nivel mundial.

Bueno, ya sé que hay muchos países a los que no les afectaría en absoluto, pero no me refiero a esos, ustedes ya me entienden. Y no sólo habría una depresión, sino hasta sería causa de divorcios y peleas. No me creen, verdad, pues piensen en cuantos matrimonios en sus casas están cada uno a lo suyo en su ordenador. Fíjense, si ese tiempo estuvieran juntos viendo la tele acabarían peleándose por el mando a distancia. ¿O no tengo razón? Ya, me dirán ustedes, pero antes no había Internet y no pasaban tantas tragedias. Claro, pero antes sólo había tres o cuatro cadenas de televisión, no el porretón que hay ahora y además tampoco existía el mando a distancia. Luego, es imposible pelearse por algo que no existe. Y miren ustedes, tampoco nuestras abuelas tenían ni siquiera televisor, ni lavadora, ni muchas cosas que ahora nos resultan imprescindibles, y sin embargo eran felices. Pues claro que sí, lo que ocurre es que no se puede echar de menos lo que no se conoce, y no tiene sentido llorar porque te quiten algo que nunca tuviste, por eso, en este caso si nos quitaran Internet, nos desesperaríamos porque nos quedaríamos de la noche a la mañana como desnudos, como indefensos, sin armas contra la rutina. Quizá sería como dormir sin soñar o algo parecido.

En fin, que me he puesto muy seria y poética al final, pero es que me dejo llevar y… Digo yo, que igual es por contagio de leer tanto por esa inifinidad de blogs y webs que pululan por la red.

La verdad, es que si nos quitaran Internet mucha gente, incluida yo misma, lo pasaría, francamente, muy mal. Y entre otras cosas yo no les podría decir a ustedes mi típica frase: ¡Ay, señor… A veces…Lo que hay que oír…!

Emma Rosa Rodríguez

PREMIO PICO Y PATA




Queridos amigos y apreciados lectores: Tengo el placer de anunciaros que este blog ha recibido otro galardón: “Premio Pico y Pata” otorgado por la escritora asturiana Lola Bertrand desde su precioso blog Vestida de mar. http://vestidademar.blogspot.com el cual os recomiendo visitar.

Desde Opinionesdeunamadecasa quiero dar las gracias a Lola, por haberse acordado de este sencillo blog.

Ahora me toca a mí conceder y pasar el trofeo, así que he decidido dárselo a la escritora española pero con residencia en Holanda: Pilar Moreno Wallace, por su blog Entre dos aguas http://entredosaguas.blog.com por la elegancia y delicadeza de sus contenidos y porque las letras de sus epístolas me transportan a otros mundos y me hacen soñar con realidades diferentes.

Emma Rosa Rodríguez

viernes, 11 de abril de 2008

DE INTERNET, MÁQUINAS Y DEPENDENCIAS


¿Qué pasaría si de la noche a la mañana nos quedáramos sin Internet para siempre?

¿Verdad que a una se le ponen los pelos de punta sólo de imaginárselo?

A ver, no me refiero al Internet en general, es decir, a que desaparecieran los ordenadores y todas las informaciones y las prestaciones de la informática y todo eso, no, porque eso nos llevaría hacia un caos mundial absoluto. No crean ustedes que exagero, eh. Una se para a pensar en todo lo que hacen las máquinas en cuestión por nosotros y llega a la conclusión de que es alucinante hasta que punto el ser humano depende ahora de ellas.

Es que ya no podemos ni dar dos pasos sin que intervengan en nuestra vida. ¡Ah, qué soy una exagerada! Pues no señor, fíjense en lo que pasa en la calle cuando no funciona un semáforo. Pues se pone un guardia para que dirija el tráfico y santas pascuas, pensarán ustedes. Claro, llevan razón, pero ¿y si de repente no funcionara ninguno? … Ups, pues en ese caso se me ocurre que sería un empleo tan demandado que no ganaríamos para pagar a tanto agente como tendría que haber.

Bueno, es un ejemplo, pero realmente, sí, sería una catástrofe tremenda. Con las listas de espera que hay ahora de personas que quieren tramitar todo tipo de cosas, desde consultas médicas hasta pasaportes, vamos, cualquier papeleo, si no existiera la informática sería poco menos que un vía crucis. Volveríamos a aquello tan español del: “Vuelva usted mañana…” Y entonces volvías y con mucha suerte tenías la gestión hecha y si no, pues te encontrabas con la misma cara inexpresiva del día anterior que cuando tu protestabas, inútilmente claro, te contestaba: “mire usted yo soy un mandado y ya se sabe que las cosas de palacio van despacio”.

¡Ah!, esto me recuerda a mí las viejas películas del cine español, lo que se llamaba: “tipical hispanis”, aquellas comedias de enredo donde el galán si era guapo era tonto, porque en realidad quien se llevaba el “gato al agua” al final era el feo bajito que además siempre venía del pueblo a la capital a buscarse la vida…

En fin, no les voy a contar a ustedes la película entera, que para eso está la televisión y el vídeo… ¡Ajá, les he pillado! La televisión, ese invento infernal, como llaman algunos al aparato, o la caja tonta, o, como la quieran llamar, ¡qué más da!, la cuestión es que todo el mundo de alguna manera, más o menos tiempo, la ve, la contempla, y a veces, hasta disfruta. Creo que de todos es el que se lleva la palma en esto de tener enganchado al personal. Eso sí, siempre hay personas que dicen que no la ven nunca, bueno, sólo los telediarios y los documentales de la 2, y poco más… Y, claro, para ver “ese poquito” tienen en el salón un pedazo enorme de televisor de última generación con pantalla de plasma. ¡Qué lástima de dinero tirado, oye, gastarse tanto para sacarle tan poco rendimiento!

¡Ay! Tendrán que perdonarme, me he desviado del tema, yo, en realidad, de lo que quería hablar era de: ¿Qué pasaría si de la noche a la mañana nos quedáramos sin Internet en los hogares del mundo entero?

Pues, entre otras cosas, que yo no podría estar aquí haciéndoles partícipe a ustedes de mis inquietudes personales y dándoles un poquito la lata con mis opiniones, aunque a veces me digo: “A quién van a importar las opiniones de una ama de casa”…

Y por si le importan a alguien, prometo que en el próximo artículo les hablaré de un mundo sin Internet.

Emma Rosa Rodríguez