lunes, 8 de septiembre de 2008

LOS HOMOSEXUALES Y LA IGLESIA EVANGELISTA

¡Es el colmo! El colmo de la desfachatez, del absurdo y de todo lo imaginable, y no tienen perdón.


Resulta que según los evangelistas, o sea los mandamases de esta “religión”, los homosexuales son personas que no sólo están enfermas, que eso no es nuevo, sino que están poseídas por el mismo demonio y claro hay que exorcizarlas, faltaría más, por medio de terapias hechas por “sanadores” autorizados pertenecientes a su propia iglesia.


Con este cuento un grupo de avispados sanadores (con ese de sinvergüenzas), se han instalado en España procedentes de América en busca de incautos a los que embaucar con sus ideas y teorías sectarias.


Si no fuera porque en el fondo la cuestión es bien triste, y peligrosa también, daría la risa sólo de pensarlo. Pero, al parecer, están teniendo éxito en tan disparatada empresa como están montando.


Se trata de anunciarse a bombo y platillo para captar a las personas homosexuales que no se sienten felices siéndolo o que abominan de su condición, a los débiles de espíritu, evidentemente, y meterles el miedo en el cuerpo asegurándoles que ellos, los “sanadores” les pueden sanar. Ofrecen terapias que duran hasta nueve meses y que incluyen entre otras cosas lectura de evangelios y ejercicios tipo espirituales.


Supongo que previo pago de unas cuotas, porque no creo que lo hagan gratis, por supuesto, y seguramente que nada pequeñas.


Vamos a ver, a mí esto no sólo me parece un engaño y un fraude sino también una forma peligrosa de “jugar” con la salud de quienes acuden a dichas terapias, porque lo grave del caso es que están teniendo éxito, y creo que las autoridades deberían meter mano en este asunto.


También alegan que esos “malos hábitos sexuales” pueden ser la consecuencia de traumas infantiles vividos, o sea, una especie de castigo divino por vaya usted a saber qué.


Si al final también tendrán la culpa Edipo, Electra y por supuestísimo el mismo Freud por haberse metido a explorar los asuntos de la mente e inventar los complejos, (es un decir, oiga, que una habla un poco de oídas en estos temas) con lo tranquilitos que estábamos los seres humanos sin saber nada de complejos ni de semejantes historias.


Yo creo que a los que realmente habría que exorcizar sería a esos sanadores evangelistas para que dejen de timar y dañar a las pobres personas que creen en ellos, o mejor dicho habría que invocar al mismísimo diablo para que se les aparezca y les de tal susto que nunca más se les ocurra mentar su nombre en relación a los demás.


Es que yo lo pienso y me pregunto en qué cabeza cabe decir que la homosexualidad se cura con lecturas de evangelios y cánticos espirituales, como si fuera una enfermedad del alma o algo parecido.


Vamos a ver, “señores” evangelistas y demás adjuntos a estas ideas: uno es homosexual, bisexual o heterosexual porque le da la gana o porque se lo pide el cuerpo, y mientras no haga daño a nadie su conducta sexual es suya, privada, y no hay que tacharlo ni de enfermo, ni de desviado ni nada parecido, y mucho menos decir que está poseído por el diablo o que ofende a Dios con esos actos.


Eso simplemente son suposiciones suyas hechas sin base ni fundamento lógico ninguno. Claro que, a lo mejor, ustedes son unos seres humanos privilegiados que saben de buena tinta que ser homosexual es una aberración porque tienen correo directo con el cielo…


Si es así, háganmelo saber, por favor, y entonces les daré la razón…


Emma Rosa Rodríguez

sábado, 6 de septiembre de 2008

EL HOMBRE Y EL OSO...



Hay personas que dicen que sólo pueden escribir cuando les viene la inspiración o cuando están tristes y son desgraciadas para poder así desahogarse y aliviar sus penas.

Yo debo de ser muy rara porque a mí cuando más me apetece escribir es justamente lo contrario, cuando estoy contenta, alegre y feliz y relajada.

No me gusta escribir sobre las penas, ni las mías, ni las ajenas, oiga, que eso me pone más triste todavía. A mí lo que me encanta, es divertirme con la escritura. Cuando oigo una noticia o un comentario enseguida me vienen a la cabeza opiniones y disertaciones sobre ella.

Y ahora, como ya me he enrollado bastante y aún no he contado nada, pues allá va: ¿Quién dice que los telediarios son tristes y aburridos? Es cierto que sí, que salen muchas desgracias pero siempre hay algún comentario que despierta una sonrisa y que la hace a una pensar y regocijarse con sus propias conclusiones.

¿A qué viene todo esto? Pues muy fácil. Hoy, en el telediario, estaban hablando de la pareja de osos pandas del zoo de Madrid, felicitándolos porque por lo visto cumplen, creo que un año.

El entrevistador andaba con el micro detrás de la gente buscando opiniones de los presentes, supongo que de alguna forma hay que cubrir la noticia y claro, los ositos en cuestión no parecían muy dispuestos a conversar, así que el corresponsal tuvo que conformarse con preguntar a los mirones que había por allí.

A mí me hizo gracia la respuesta de un chico joven que comentó muy animado: “Ella, parece más atenta, pero él pasa de todo, se ve que con tener comida ya está satisfecho”.

Como la vida misma, oiga, tiene usted más razón que un santo.

Está claro, clarísimo, que a la hora de la verdad el mundo de los osos panda no es tan diferente del mundo de los humanos. O sea, ella, la osa, observándolo todo y haciéndose la interesante, mientras que él macho se conformaba con estar en un rincón sentado y comiendo.

¡Vaya!, que mientras haya manduque no voy a preocuparme por otra cosa, pensaría el animal.

¿Qué quieren que les diga? Igualito, igualito que muchos hombres. ¿O no? Esa aspiración, ese sumum de la felicidad que se centra en llenar el estómago, esa indiferencia en la mirada, ese pensamiento centrado sólo mover la mandíbula…
Parece ser que al oso panda, igual que al hombre, se le conquista por el estómago, así de simple es la cuestión, digo, el hombre, quiero decir el oso… ¡Ay, que me he liado…!

Luego dicen que el hombre y el oso cuanto más feo más hermoso, pues va a ser que no, oiga, que viendo esos ositos tan monos, ¡ups!, vamos que esa excusa que ponen muchos hombres ya no cuela, aunque sus reacciones ante determinadas circunstancias parece que son muy similares.

Ambas especies hacen muy bien el “oso”. ¿Verdad?

Emma Rosa Rodríguez

DISCULPÁNDOME QUE ES GERUNDIO

Quizá… Bueno, seguramente que sí, debería pedir disculpas por haber estado tanto tiempo callada, quiero decir, tanto tiempo sin escribir en este blog. Pues las pido, sí señor.

Les ruego humildemente que me disculpen. Claro que sí.

Podría decir aquello de “que causas ajenas a mi voluntad me han obligado a estar callada y bla bla bla…” Que realmente ha habido causas, pero eso, como decimos en mi tierra: “Vamos a dejarlo pa prau”. O sea, traduciendo: Vamos a olvidar el asunto e ir al grano, -esto supongo que lo entiende todo el mundo-, así que lo dicho.

Y como este mensaje no tiene nada que ver con el artículo que voy a escribir después he decidido firmarlo y partir de cero. Es un decir, ustedes me entienden perfectamente .

No sé si todo esto que digo le importará un rábano a alguien, pero es que yo soy muy optimista y me imagino que algún lector o lectora habrá por ahí que me lea, aunque tropiece conmigo de casualidad o de rebote de otro sitio…

En fin, que ya me callo, sólo por ahora, no se hagan ustedes ilusiones, que esto de escribir es adictivo, una vez que empieza una, luego no puede parar.

¡Lo que hay que oír, señor…!

Emma Rosa Rodríguez