sábado, 22 de marzo de 2008

SI ERES AMA DE CASA NO EXISTES



Pues sí señores, ni más ni menos. Han leído ustedes bien. Parece una sentencia absoluta o una exageración enorme, pero es una realísima realidad.

A ver, maticemos: Existes, por supuesto. Ocupas un lugar en el espacio, ¡ups!, no me refiero al espacio espacial sino al espacio terrestre, eh. Es decir, estás físicamente presente, te miras al espejo y te reflejas, te pellizcas y te duele (como dicen en las películas: “pellízcame para ver si estoy soñando”, pues lo mismo), hablas, piensas “luego existes”, ríes, lloras, sientes y padeces.

Como cualquier persona, vaya, sólo que no cuentas como individuo. Bueno, puedes votar, faltaría más, y se supone que tienes los mismos derechos que cualquier ciudadano, pero… Eres ama de casa, y eso se traduce en que “no trabajas”, o sea, no cobras, así que como no cotizas, para el Estado no eres nadie, es como si no existieras. Así de claro. No hay una nómina a tu nombre, estás pues “innominada”. ¿Qué mal suena, verdad? Pues así es como nos sentimos a veces las amas de casa cuando se nos hace la famosa preguntita: ¿En qué trabajas? Y una menda se queda pensando: “¿cómo le digo yo a esta borde que soy ama de casa?” Pero lo dices, sacas pecho como desafiando al mundo entero y lo sueltas, y entonces te contesta como con conmiseración: “¡Ah!, ¿entonces no trabajas?” ¡No trabajo!, ¡y un cuerno, no trabajo!

En fin, he de ser sincera y contarles a ustedes que yo en realidad no trabajo nada. Les explico: En mi casa toooodo es muy inteligente, me ha costado años de aprendizaje pero al fin he podido enseñar a los habitantes inanimados de mi hogar a que sean autosuficientes. Empezando por la ropa: Las sábanas, mantas y edredones saben colocarse solos y me dejan unas camas de lo mas primorosas. El resto de la ropa de vestir va solita a la lavadora, las prendas han aprendido a agruparse por colores para lavarse más a gusto y luego van derechitas a tenderse al sol, ahí es donde aprovechan para cotillear en el patio de luces, y después sin que yo les diga nada, tan ricamente, a la tabla a dejarse acariciar por la plancha que me salió muy lista y no necesita que yo este allí. Y sin rechistar y con cuidado de no arrugarse cada una a su correspondiente cajón o percha del armario. Es una verdadera delicia ver desfilando a toda la colada por el pasillo en busca de sus destinos.

De los alimentos y las comidas tampoco me tengo que preocupar, el frigorífico y la despensa pasan cada día la nota de lo que necesitan al teléfono y él se encarga de pedir al super todo lo necesario, y cuando la compra ya está en casa cada vianda conoce su lugar y su misión en la cazuela, se ponen de acuerdo en como se van a cocinar, a veces tengo que intervenir para poner paz pero son las menos, y en un pis pas, la comida lista y a los platos, cubiertos, vasos, etc, les encanta colocarse en la mesa limpitos y en cuanto se ven sucios se dirigen, con una disciplina que es de admirar, al lavavajillas a ducharse para regresar luego, otra vez inmaculados, a sus correspondientes estantes.

Ah, y del aspirador, ése sí que me salió rápido, en un tris se pega un paseo por toda la casa y deja los suelos impecables, y qué decir de la fregona que le hace la competencia y se me esmera cada día en hacerlo mejor, no hay esquina ni rincón que se resista a sus encantos, los dos gozan de mi absoluta confianza y tienen carta blanca para ir donde les parezca, es un alivio no tener que preocuparme por sus pasos.

Y a los trapos de limpiar el polvo les priva saltar de mueble en mueble mientras los libros y los adornos levitan para dejarles el paso libre. Y no voy a olvidarme de las bayetas que limpian los cristales, los azulejos y los sanitarios, de cómo se divierten paseando solitas por sus superficies y dejándolo todo con un brillo espectacular…

¡Aysss! Ya ven ustedes, al final, resulta que la borde de antes tenía razón cuando me decía aquello de: “¡Ah!, ¿eres ama de casa? Entonces, ¿no trabajas?

¡Ay, Señor… A veces… Lo que hay que oír…!

Emma Rosa

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Absolutamente delicioso.
Tendrías que estar publicando este tipo de cosas en un periódico de esos muy importantes, jamía; valen un potosí.
Mi más rendido aplauso.

Luis Cerron dijo...

Hola Emma:
De rebote (mirando cosas de Socorro Mármol) he llegado hasta tu blog. ¡Qué sorpresa al leer el título de tu post!
Me acaban de editar y ahora lo estamos promocionando en distintos lugares a través de Asociaciones de Mujeres, un libro que precisamente se titula "FRIEGO, LUEGO EXISTO"
Trata de la igualdad entre mujeres y hombres, los roles impuestos y otras cosas que tú comentas en tu post.
¡ Quién sabe! A lo mejor un día podemos hablar tranquilamente sobre ésto. Por cierto, como dice en el título del libro,el que friega y existe soy yo.
Un abrazo.
Luis

Isabelita Vera dijo...

¡Qué post tan bueno! Sí que conozco esas miradas de conmiseración de las que hablas, pero ya lo tengo superado. El problema no es lo que piensen los demás sino lo que nos valoramos nosotras mismas.

Besos,