Resulta que según los evangelistas, o sea los mandamases de esta “religión”, los homosexuales son personas que no sólo están enfermas, que eso no es nuevo, sino que están poseídas por el mismo demonio y claro hay que exorcizarlas, faltaría más, por medio de terapias hechas por “sanadores” autorizados pertenecientes a su propia iglesia.
Con este cuento un grupo de avispados sanadores (con ese de sinvergüenzas), se han instalado en España procedentes de América en busca de incautos a los que embaucar con sus ideas y teorías sectarias.
Si no fuera porque en el fondo la cuestión es bien triste, y peligrosa también, daría la risa sólo de pensarlo. Pero, al parecer, están teniendo éxito en tan disparatada empresa como están montando.
Se trata de anunciarse a bombo y platillo para captar a las personas homosexuales que no se sienten felices siéndolo o que abominan de su condición, a los débiles de espíritu, evidentemente, y meterles el miedo en el cuerpo asegurándoles que ellos, los “sanadores” les pueden sanar. Ofrecen terapias que duran hasta nueve meses y que incluyen entre otras cosas lectura de evangelios y ejercicios tipo espirituales.
Supongo que previo pago de unas cuotas, porque no creo que lo hagan gratis, por supuesto, y seguramente que nada pequeñas.
Vamos a ver, a mí esto no sólo me parece un engaño y un fraude sino también una forma peligrosa de “jugar” con la salud de quienes acuden a dichas terapias, porque lo grave del caso es que están teniendo éxito, y creo que las autoridades deberían meter mano en este asunto.
También alegan que esos “malos hábitos sexuales” pueden ser la consecuencia de traumas infantiles vividos, o sea, una especie de castigo divino por vaya usted a saber qué.
Si al final también tendrán la culpa Edipo, Electra y por supuestísimo el mismo Freud por haberse metido a explorar los asuntos de la mente e inventar los complejos, (es un decir, oiga, que una habla un poco de oídas en estos temas) con lo tranquilitos que estábamos los seres humanos sin saber nada de complejos ni de semejantes historias.
Yo creo que a los que realmente habría que exorcizar sería a esos sanadores evangelistas para que dejen de timar y dañar a las pobres personas que creen en ellos, o mejor dicho habría que invocar al mismísimo diablo para que se les aparezca y les de tal susto que nunca más se les ocurra mentar su nombre en relación a los demás.
Es que yo lo pienso y me pregunto en qué cabeza cabe decir que la homosexualidad se cura con lecturas de evangelios y cánticos espirituales, como si fuera una enfermedad del alma o algo parecido.
Vamos a ver, “señores” evangelistas y demás adjuntos a estas ideas: uno es homosexual, bisexual o heterosexual porque le da la gana o porque se lo pide el cuerpo, y mientras no haga daño a nadie su conducta sexual es suya, privada, y no hay que tacharlo ni de enfermo, ni de desviado ni nada parecido, y mucho menos decir que está poseído por el diablo o que ofende a Dios con esos actos.
Eso simplemente son suposiciones suyas hechas sin base ni fundamento lógico ninguno. Claro que, a lo mejor, ustedes son unos seres humanos privilegiados que saben de buena tinta que ser homosexual es una aberración porque tienen correo directo con el cielo…
Si es así, háganmelo saber, por favor, y entonces les daré la razón…
Emma Rosa Rodríguez