domingo, 30 de septiembre de 2007

PREMIO AL BLOG SOLIDARIO


Queridos amigos y apreciados lectores:

Tengo el placer y el honor de anunciaros a todos que este blog ha recibido el Premio al Blog Solidario otorgado por Siluz, una compañera de letras del Taller literario La Navaja de Occam. Ella lo ha recibido a su vez por su precioso blog “Escribiendo en voz alta”, cuya visita os recomiendo: http://siluz.blogspot.com de manos de Claudia Lonfat desde su blog "La Perla de Janis” http://www.laperladejanis.blogspot.com.

Como no sé hacerlo mejor, transcribo literalmente sus palabras: “ … a Emma Rosa, del blog "Opiniones de una ama de casa" (http://emmarosarg.blogspot.com/) porque demuestra como de una forma sencilla se puede opinar de todo y bien”. Dado que éste es un blog sencillo que nació sin pretensiones ni aspiraciones de ningún tipo, no sabes, amiga, hasta que punto la concesión de este premio me llena de orgullo y me anima a seguir adelante con él. Por todo ello, Siluz, te agradezco muchísimo este galardón y todo lo que representa.

Y ahora como me toca a mí seguir la cadena quisiera otorgar este premio a tres mujeres y a sus respectivos blogs, tanto por la difusión cultural que nos ofrecen como por su defensa y solidaridad en varios campos y la calidad de sus letras. Ellas son:

ALENA COLLAR: Blogs http://otraslenguasotrospaisajes.wordpress.com/ del Fórum LetrasLibres por su aportación cultural y defensa y difusión de las lenguas minoritarias y a la Revista de arte Alenarte http://alenar.wordpress.com/ por la información cultural que nos brinda y por la variedad de contenidos que ofrece.

DOLORES BELTRÁN: Blog http://asturiasyyo.blogspot.com/ por la difusión de esta tierra que ambas compartimos y por darla a conocer al mundo entero a través de sus palabras y de su inseparable cámara de fotos.

VIRGINIA SEGUÍ: Blog Mujer, arte y literatura http://seguicollar.wordpress.com/ por su defensa del mundo femenino y darnos a conocer tantas historias de mujeres célebres, así como de sus obras.

Por último quiero decir que podría añadir una larga lista de amigos y compañeros que merecerían también este premio pero me temo que se me olvidaría alguno y creo que eso no sería justo, además estoy convencida de que todos ell@s acabarán recibiéndolo también.

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Bueno, pues ustedes perdonarán que por una vez me haya puesto tan seria pero realmente la ocasión lo merece, y hoy, y sin que sirva de precedente, no diré aquello de “… Lo que hay que oír…” Ustedes me comprenderán, espero…

Emma Rosa

domingo, 16 de septiembre de 2007

DE COMO ENGORDAR Y NO MORIR EN EL INTENTO


En mi anterior artículo, donde yo les hablaba de cómo quemar las grasas, me comenta una asidua lectora de mi blog -¡ays, qué bien me suena eso! , aunque, como resulta que es amiga mía, ahora me asalta a mí la duda: ¿será por eso por lo que es asidua?, bueno, digo yo que algo tendrá el agua cuando la bendicen; mmm, mejor corramos un tupido velo-. En fin, a lo que iba, pues dice mi amiga Alena (esto que quede entre ustedes y yo: ella sí que escribe fantásticamente y tiene una revista de arte preciosa y muy amena a la par que informativa) que yo ahora debería tratar el tema de los que son muy delgados y quieren engordar un poquito ¿qué tienen que hacer para conseguirlo?

Pues me ha “pillao” a mí el asunto de sorpresa, oye, yo creía que esos casos no existían en esta sociedad donde dicen que cada vez hay más obesos, donde te están machacando continuamente con el asunto de “cómo adelgazar antes y más kilos”, donde las dietas milagro son el pan nuestro de cada día –mejor dicho el no pan, pobrecito qué mala fama tiene- y pululan por todos los medios, que no hay revista que se precie que no tenga su particular dieta; donde te recuerdan continuamente que tienes que ponerte a régimen y luego resulta que si una se come un pastel o un helado se siente como si hubiera cometido el mayor de los pecados y le remuerde la conciencia y se jura que va a empezar a ir a andar todos los días, a nadar, al gimnasio cuando empiece el frío, etc, ¡vaaaamos!, que ya tengo agujetas sólo de pensarlo. Y ahora que ya tengo asumido todo eso, debo imaginarlo al revés -esto me pasa a mí por meterme en camisa de once varas-, y así, a bote pronto, se me ocurren tantas cosas que se pueden hacer para engordar que hasta parece que me “canta” el estómago sólo de pensarlo y que las tripas me bailan “salsa” y “merengue” , por hablar en términos culinarios, de regusto; a ver si se creen que van a ser ellas las afortunadas destinatarias de recibir un opíparo banquete.

Veamos, a lo que iba: si para adelgazar no se deben comer grasas, pastas, pan, azúcar, chocolate y similares, digo yoooo, que para engordar habrá que hacer todo lo contrario, es decir, ponerse morado de comer todo eso de lo que la mayoría de los mortales nos tenemos que privar; claro que, entonces, se te pondrá el colesterol por las nubes y la sangre que antes corría tan alegremente por tus venas comenzará a sentirse pesada…, y tampoco se trata de eso ¿verdad?, aquí hablamos de engordar sanamente.

¡Ah, caray!, pues qué difícil es, después de todo. Bueno, pasemos al plan B –jeje, cómo dicen en las películas- , después de comer, opíparamente, pero sin pasarse, no vaya a sentarnos mal y nos de un empacho, que eso ya sabemos como termina y acabemos “derrochando” todas esas hermosas calorías en la fría taza del w… (ustedes ya me entienden…), pues después de comer, decía yo, no moverse, nada de pasear la digestión, ni recoger los platos, no, una buena siesta en el sofá para dejar que se nos pegue la grasilla que hayamos ingerido; aunque eso, claro está, en el caso de tener muy bien el estómago porque sino viene la indigestión y podemos volver a acabar otra vez en el mismo sitio de antes y lo que es peor nos sentiremos fatal y el apetito se nos va de vacaciones, o sea, que la siesta o el reposo deben hacerse con mucho cuidado para que el efecto sea el deseado y no el opuesto.

Ayssss, empiezo a pensar que es más estresante, a pesar de lo que pueda parecer, el ser demasiado delgada que el estar demasiado gorda.

Y…, pues, ya no se me ocurre nada más, porque no me atrevo a sugerir que nada de hacer ejercicio físico sino mejor una vida sedentaria, que te puede dar un yuyu por mi culpa… Quita, quita, menuda responsabilidad, consejos para adelgazar los que quieras, que al fin y al cabo se trata de hacer vida más sana en todos los sentidos, pero para engordar, leñe, no te voy a aconsejar que hagas vida insana, qué clase de amiga sería yo.

Resumiendo, si yo no estoy equivocada, la conclusión es que es mejor estar gorda que delgada porque resulta que es mucho más fácil adelgazar que engordar, ay, no sé, me suena muy raro también, uffff, pues vaya un lío en que me he metido yo solita…

La próxima vez hablaré del Gobierno, que eso en lugar de estresarme me divierte, o de algún programa de la tele, o de alguna noticia de la vida real que hay por ahí cada novelón que ya se estarán frotando las manos los escritores de best seller y los directores de películas, que entre todos me da a mí que tendremos un otoño calentito y entonces podremos decir: ¡Ay, señor… Lo que hay que oír…!

Emma Rosa

martes, 4 de septiembre de 2007

DE COMO QUEMAR LA GRASA Y NO MORIR EN EL INTENTO



Ya sabemos que actualmente está de moda el culto al cuerpo, que hoy en día, casi cualquiera está dispuesto a pasar por el quirófano para arreglarse la nariz, por ejemplo, porque ahora resulta que “muchísimas” personas tienen el tabique desviado y les impide respirar bien.

Que esas personas hayan convivido toda una vida con su nariz “desviada” y que jamás les hubiera dado problemas hasta ahora que pululan las clínicas de cirugía estética por todo el mundo es un misterio o, una casualidad, quizá, el que se den cuenta ahora, y claro pues ya de paso: “me quite usted, doctor, un poquito de hueso y en vez de tener nariz aguileña pues me la deja recta o un pelín respingona”.

No, si yo les comprendo, porque si hay que hacer una intervención para arreglar un “problema respiratorio” pues se hace, pero claro, operarse sólo para eso, es tontería ¿verdad?

Lo mismo pasa con los kilos de más, “es por cuestión de salud” dicen algunas, buenoooo, yo no discuto que no sea más saludable estar en un buen peso pero cuando hablamos de 5 o 10 kilos de más, localizados en las caderas, pongo por caso, no me hable usted de salud, caramba, diga sencillamente que se hace una liposucción porque le da la realísima gana y santas pascuas, que cada uno con su dinero y su cuerpo hace lo que le apetece, pero no haga el ridículo queriendo convencer al personal de que es por miedo a un infarto o algo así.

Porque, para el resto de personas que no pueden o no quieren pasar por el quirófano, y que no están tampoco dispuestas a hacer gimnasia, ejercicios, deporte, etc, pero sí quieren quitarse esos kilos de más, cada día se inventan nuevos artefactos: desde cremas con efectos reductores, hasta aparatos que tienen un sistema de cables con ventosas y estimulan los músculos en una especie de gimnasia pasiva, te sientas en el sofá, y, ¡hale!, te enchufas a la máquina y te sumerges en una especie de baile de san vito, con los músculos saltando a la comba, que yo no sé si hasta dará calambre tocar a esa persona, pero al menos a mí, me pone nerviosa cuando lo anuncian; me imagino tener a alguien al lado conectado a eso y me entra un repelús enorme; ah, pero tiene una gran ventaja, te dicen los anunciantes y así hacen doblete publicitario: mientras estás enchufado a la máquina puedes estar cómodamente viendo la televisión, o sea, contemplas la caja tonta que llaman algunos, y digo yo, qué culpa tiene la tele para que la insulten, al fin y al cabo no funciona sola, es decir, tiene que haber alguien que la encienda y que la maneje, así que si hay algún tonto, no es precisamente el aparato sino quien se pasa horas y horas enganchado a ella, que verla, la vemos todos, lo peor es que muchos no saben dosificar el tiempo y hacer algo más que eso en sus horas libres.

Pero bueno, ya se me ha ido el santo al cielo, estaba hablando de inventos para adelgazar sin esfuerzo.

Otro artículo que también tiene bastante aceptación, supongo que por su comodidad, son los cinturones quemagrasas, éstos, a diferencia de los otros, no tienes que enchufarte ni tirar cable por el cuerpo como si fueras una instalación eléctrica o algo parecido, simplemente te lo pones debajo de la ropa y le das al botoncito y él se encarga solito de quemarte la grasa sobrante, se entiende que actúa sobre la subcutánea, el problema viene cuando el “cinturón mágico” se cansa de ser mágico y se vuelve real, es decir, se recalienta y alcanza una temperatura hasta de 180º y empieza a echar chispas, luego la que empiezas a chisporrotear eres tu, y acaba quemándote no solo la grasa, que igual ni se enterado que tenía que quemarse y está tan fresca paseándose por tus interiores, sino también la piel que no tenía culpa de nada y eso todo después de haberte quemado el dinero porque no te lo han regalado claro, y entonces terminas más que quemada, quemadísima, y en el peor de los casos hasta tienes que acudir al hospital a que te curen, ufffff…

¿Porque les hablo de todo esto? Porque en España se han retirado del mercado al menos un millar de cinturones de estas características, por ser peligrosos, por quemarse fácilmente al alcanzar temperaturas enormes, provocar cortocircuitos etc, les llaman “fajas sauna”, así que ya saben ustedes a partir de ahora si quieren quemar las grasas sobrantes y estimular los músculos y eliminar los kilos, mejor será que se lo piensen dos veces antes de usar estos artilugios, si los compran asegúrense bien de que son buenos y están garantizados y si no ante la duda tenemos muchos kilómetros de calles, parques, jardines para andar y pasear y escaleras, muuuuchas escaleras para subir y bajar y todo eso ayuda a mejorar la respiración también y el ánimo, y así quemaremos nuestras grasas de una forma mucho más sana y las grasas no nos quemaran a nosotros, o sea no correremos el peligro de asarnos en nuestra propia piel como si fuéramos pollos.

Ayssss, ustedes perdonen, me ha salido un final como con moralina o en plan “consejeril”, así que me callo ya para que no me digan a mí ahora:

¡Ay, señor…, a veces… Lo que hay que oír…!

Emma Rosa